y a su vez la más sanadora.
A la inversa de un misil
repararía toda fuerza destructora.
Primero perdonarse a uno mismo.
Aceptar que como todo humano,
existe en uno algo de sinismo
que nos lleva a andar en contramano.
Luego aprender a perdonar al prójimo
que a veces nos hiere demasiado.
Reconociendo desde lo más íntimo
que se halla por su propio egoísmo limitado.
También tal vez lo más duro
saber pedir perdón humildemente
en un acto de amor maduro
que permite elevar el alma libremente.
Y por último reconciliarse con Dios
que nos dio a su Hijo redentor
para salvarnos por su medio
de toda falta,pecado y error.
Libre ya de culpas y de rencores.
Perdonando el pasado para vivir el futuro,
empezar a pintar con colores
dando Luz a lo que fue oscuro.
MARCELA 28/06/2012