Me niego aceptar la violencia diaria.
Soy inadaptada, no quiero conformarme,
me resisto y elevo mi plegaria.
Si la globalización es igual a consumismo.
Si el camino para ser feliz es la adicción.
Si la llave del amor es el hedonismo.
Entonces me declaro en estado de rebelión.
Si la democracia es sinónimo de corrupción,
envuelta en un totalitarismo simulado,
exijo los Derechos Humanos como obligación,
que no sea un tratado aplicado y olvidado.
Estamos llenos de buenos principios y leyes,
pero carecemos de ejemplos y práctica.
Los poderosos inescrupulosos son los reyes
que firman acuerdos sin fuerza fáctica.
MARCELA BARRIENTOS 27/06/2013 ©
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