Llega el fin de año con su brillo y esplendor,
trae consigo la esperanza de un nuevo amanecer.
Los festejos se alzan, la alegría está presente,
en reuniones familiares y los amigos de siempre.
Es tiempo de hacer balance, reflexionar con calma,
evaluar lo vivido sin caer en la falsa fama.
Los anhelos se renuevan, los sueños se alimentan,
con el corazón abierto, las metas se sustentan.
En medio de los brindis y los abrazos sinceros,
se respira el espíritu navideño, sin consumismo artero.
No se trata de regalos materiales sin sentido,
sino de compartir momentos, amor y buenos amigos.
La familia se reúne, en torno a la mesa se sientan,
compartiendo risas, historias y experiencias que alimentan.
Los logros se celebran, las dificultades se superan,
en cada encuentro nos fortalecemos y nos reconfortamos de pena.
Así, entre risas y lágrimas, se despide el año viejo,
dando paso al nuevo, con sueños y deseos añejos.
Brindemos por todo lo bueno que está por llegar,
manteniendo viva la esperanza, sin miedo a tropezar.
Que en cada brindis se refleje el amor y la gratitud,
por lo que tenemos y por cada día de plenitud.
Que el espíritu navideño ilumine nuestros caminos,
guiándonos hacia la bondad, sin perder el tino.
¡Feliz fin de año y año nuevo lleno de armonía!,
que compartamos risas y alegrías todos los días.
Amigos y familia, juntos construyamos nuestra historia,
sin caer en el consumismo, valorando cada memoria.
Marcela Barrientos 02-12-2023
Derechos de autora reservados
Argentina
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