en su recuerdo los momentos emotivos.
Que mi memoria se reserve
aquello que sirva de incentivo.
No podría olvidar mi niñez
cargada de amor e inocencia.
Porque en esa pequeñez
atesoré lo mejor de mi esencia.
Aquellos gestos de amistad.
La alegría de la primera cachorrita.
O cuando senti la libertad
de resolver las cosas solita.
El gato acurrucándose en mi falda.
Los festejos del día del amigo.
Cuando creí me dieron la espalda
sin embargo alguien me ofrecía abrigo.
Deberíamos siempre recordar
que aquello que hicimos bien,
la vida te lo vuelve a dar
como si multiplicaras por cien.
Son recuerdos que dan aliento.
Que te enseñan el significado
que amar con el corazón abierto
dan a la larga buen resultado
MARCELA