invocando a Dios su piedad.
La duda, el rencor y sus matices
no me permiten tener serenidad.
Hoy quiero ponerme en tus manos,
Madre Virgen María, la celestial
no quiero ir a contramano
en esta mi lucha existencial.
Mediadora de miles de devotos
lleva ante el Padre mi ruego
que Él en su Misericordia haga votos
y pueda ver con claridad luego.
Si mi corazón está equivocado
ilumínalo con la Verdad.
Si mi camino esta errado,
indícame la ruta con tu bondad.
Ser mi estrella de Belén te pido
que no dude como el mundo actual
y una vez este miedo vencido
cambiar mi destino de modo inusual
Porque sé que soy buena semilla,
que el Señor quiso sembrar sin duda.
Duele contemplar desde la mirilla
pudiendo hablar me quedo muda.
Serenamente y confiando en tu protección
¡amparadme Madre,Reina de los Cielos!
es un clamor esta humilde invocación.
¡Basta de penas y angustias, dame tu consuelo!
MARCELA 22/10/2011
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