Todos alguna vez caminamos por el desierto.
El desierto no es solo un paisaje desnudo,
hay desierto en mi
alma cuando todo es incierto,
hay desierto en mi vida cuando de todo dudo.
Bíblicamente el desierto es todo un gran símbolo.
Simboliza que todos tenemos que cruzarlo sin excepción.
Voy dejando mis huellas,mientras con mi mente todo controlo:
el hambre, la sed, la fatiga, la angustia, la soledad, la
desilusión…
Sólo la arena caliente bajo mis pies es lo que siento.
El horizonte está lleno de médanos y espejismos.
Pero mis voces interiores me dan un poco de aliento
para seguir mis cansados pasos con mi fiel idealismo.
Todos alguna vez caminamos por el desierto.
Buscamos en el viaje oasis que nos refresquen
como un premio a los pequeños y valiosos aciertos
como un premio a los pequeños y valiosos aciertos
que al destino soñado
y deseado nos acerquen.
MARCELA BARRIENTOS 10/10/2014 ©
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