Hace tiempo atrás, en aquellos días en los que todo parecía ser más sencillo y
tranquilo, recuerdo haber sido feliz. Había sueños por cumplir, proyectos por
realizar y una sensación de plenitud que hoy en día extraño tanto.
Hoy me siento nostálgica, recordando esos días felices en la escuela, donde todo
era más sencillo y sin preocupaciones.
Un diálogo imaginario entre mi presente y mi pasado surgió espontáneamente en
un intento de rescatar aquellos recuerdos que forman parte de mi esencia.
La nostalgia invadió la charla profunda mientras cientos de escenas del ayer se
repetían en mi memoria de aquellos años imborrables.
Algo en mí no puede comprender el paso del tiempo, se resiste a abandonar esos
sueños que aún quedan por cumplir y no pierde la esperanza de volver a ser feliz
con las grandes pequeñas cosas de la vida.
_ ¿Recuerdas cuando soñábamos con ser maestra?, era a lo que más jugaba de
niña. Colocaba todas mis muñecas, once en total, ellas eran mis alumnas.—me
pregunto a mi mismo, tratando de traer de vuelta esos momentos de ingenuidad.
— Sí, recuerdo esos días perfectamente —me respondo a mí mismo del pasado—.
Qué tiempos aquellos, donde la única preocupación era hacer la tarea a tiempo y
correr por el patio durante el recreo. Los adultos nos mantenían al margen de los
problemas de los grandes.
—Y qué me dices de los veranos en la playa con papá y mamá. Cada viaje era
una aventura inolvidable . Aunque a mi no me encantaba el mar sabía disfrutarlo a
mi manera —agregó, recordando con cariño aquellos días de sol y arena.
— Cierto, esos viajes eran lo mejor. Recuerdo cuando nos perdimos en el bosque
de Brasil y yo me animé a regresar sola mientras mis primas siguieron recorriendo
otras playas. ¡ No creo que ahora lo pudiera volver a hacer! —contesta mi otro yo,
riendo con nostalgia.
Mis pensamientos se trasladaron de nuevo a aquellos momentos, a esas
conversaciones interminables, a esas risas compartidas, los juegos en la calle sin
ningún temor. Todo era más simple, más auténtico. Me sentí invadida por un
profundo deseo de volver atrás, de revivir ese pasado en el que la felicidad
parecía estar al alcance de la mano.
— Aunque en aquel entonces pensábamos que ser adulto sería grandioso, ahora
sé que esos momentos de niñez son los que verdaderamente valen la pena. ¿No
crees? —le pregunto, dejando que la amargura del presente se desvanezca ante
la nostalgia del pasado.
— Sí, quizás tenías razón. Extraño esos días de inocencia donde creía que el
mundo era un lugar lleno de magia y bondad. A veces desearía poder regresar a
aquellos tiempos y ser niño de nuevo —confiesa mi yo del pasado, reflejando mi
propia añoranza.
— ¿Qué ha pasado con nosotros? —preguntó mi yo del presente notando mi
melancolía—. Parece que hemos perdido el rumbo, que nos hemos dejado llevar
por la vorágine de la vida moderna.
Creo que ninguno de nosotros creyó que el mundo cambiaría tanto. Ahora no hay
tiempo para nada y el consumismo nos enloqueció de una manera alienable.
— No lo sé. Solo sé que echo de menos esos años en los que la conectividad era
otra cosa, en los que estar conectados significaba compartir momentos reales, no
una pantalla fría e impersonal.
— Pero aunque ya no podamos volver atrás, siempre nos quedará el consuelo de
recordar esos bellos momentos y llevarlos con nosotros a lo largo de nuestra vida
— concluyó, sintiendo una pequeña chispa de esperanza en medio de la nostalgia.
Terminamos la conversación en un silencio cómplice, anhelando aquellos tiempos
que se perdieron en el camino. Mi yo del presente suspiraba por el pasado, por
aquellos sueños que no pude cumplir, por aquella sensación de plenitud que
parecía haberse esfumado. Ojalá algún día pueda recuperar esa conexión
perdida, ese ritmo de vida más pausado y lleno de significado.
Así, dejando atrás los lamentos, decido atesorar esos recuerdos en mi corazón y
seguir generando unos nuevos cargados de la misma intensidad, así lejos de solo
vivir con nostalgia me procuro otros momentos que mañana sean tan imborrables
como los de la infancia.
Despedí a mi yo del pasado agradeciéndole el diálogo que compartimos con tanta
nostalgia.
Marcela Barrientos 16/03/2024
Derechos de Autora Reservados
Argentina
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