Madre aunque tu vientre no fue mi cuna
tus manos siempre me sostuvieron con amor,
y eres, a pesar de tu enfermedad mi ejemplo.
Una madre de una generosidad suprema
con todos los que concurrían a ti por ayuda.
Criaste a mi medio hermano y al tuyo también.
Tres hijos, que aunque no los concebiste,
te debemos una enorme gratitud por tu entrega.
A veces me da lástima de los que olvidaron
todo lo que fuiste cuando estabas sana de mente,
y hoy no recuerdan que fuiste la mujer presente
en tantas adversidades de tus seres queridos
como la de tantos vecinos que acudían a casa.
Tu necesidad de ser madre fue el impulso
para brindarnos tus bondadosas y tiernas manos
a las que me aferré con fuerzas tantas veces.
Madre es tan simple mi homenaje en estos versos
pues no hay palabras que puedan expresar lo que siento
todas resultan escasas para un corazón tan grande
lleno de piedad y de una caridad para todos nosotros.
¡Gracias Dios, Gracias Virgen Santa, por mi madre,
sólo te pido que la cuides de sus tristes dolencias!
Marcela Barrientos 11/05/2018 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina
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