Peky y Pepito
Peky, tan viejita pero altiva,
te hacías valer con soltura
cuando los otros perros
te querían sacar tu comida.
Fuiste compañera de mis padres,
te alegraba ver a mi madre ciega
cuando la sacábamos al patio.
Pura emoción, movías tu cola.
Pepito, llegaste en la vejez de mis papis,
todo lastimado te abandonaron,
mi padre te curo con paciencia
y le devolviste con cariño su buen trato.
Te diste cuenta cuando ambos murieron
escapándote de casa como buscándolos.
Tu carita daba especial ternura
y siempre nos pedías caricias.
Ambos vivieron en mi casa,
Peky se durmió en silencio,
Pepito se enfermó de repente
y ya nada pudimos hacer por salvarlo.
Hoy en este día quiero recordarlos
como los grandes guardianes
que tuvieron mis padres ancianos
y sé que seguro ahora están junto a ellos.
Marcela Barrientos 21/07/2022
D.R.A Argentina
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