Facebook me recuerda la lucha que tuve a lo largo de los años que batallé con la obra social Ostel a lo largo de la enfermedad de mis padres. Una vez que falleció mi papá la obra social quería quitarle el derecho a seguir siendo atendida a mi madre que llevaba más de 50 años siendo de Ostel.
Ciega y con demencia debía cambiar de prestador de salud y el decreto en que se amparaban no decía nada sobre el caso puntual de mi madre que acababa de quedar viuda y desamparada. Fue una pelea enorme lograr que la mantuvieran y ellos se la cobraban mandando una mala calidad de profesionales y si de casualidad venía uno bueno se encargaban de quitarlos mediante comunicaciones cruzadas: a mi me decían que el profesional no vendría más y al profesional le decían que yo había pedido un cambio.
Esa es la realidad de las obras sociales de mi país en el trato a los ancianos. En ese contexto un 23-10-2017 escribía esto:
Sóla en un mundo hostil, rodeada de personas que solo ven sus problemas.
Una sociedad donde los ancianos no tienen derecho a vivir con dignidad, donde es mejor matarlos sutilmente, con un turno fuera de fecha, con la demora de un remedio, les violan el derecho a velar por su salud.
La insensibilidad que rodean tantos trámites, idas y vueltas, firmas y re firmas, autorizaciones y miles de marañas más.
Ya se llevó la vida de mi padre y ahora quieren enredar la de mi madre.
Y el decreto no es de ahora,no, porque muchos ven al gobierno actual como culpable de todo.
Llamar y quejarse, todo el día. Hablar con tantas personas a lo largo del día.
Para los que creen que mi vida es ideal, para los que creen que debo seguir siendo simplemente fuerte, y tener paciencia, les digo que todo tiene un límite y no quisiera tocar fondo.
0 comentarios:
Publicar un comentario