Hoy llueve escarchas en mi jardín vacío.
Mi corazón destrozado por la traición,
me convirtió en una persona fría y distante,
con lágrimas de hielo y suspiros de niebla.
Mis heridas del alma sangran sin cesar,
bajo un río congelado que corta mi piel.
Las promesas rotas aún flotan en el aire,
cual copos de nieve que se desvanecen.
La luz del sol ya no podrá jamás penetrar,
en la oscuridad fría de mi ser lacerado
donde el dolor se transformó en una coraza,
que lo protege de cualquier emoción.
Mis lágrimas heladas, cristales de hielo,
se estrellan contra el suelo con un eco sordo,
y misclamentos se pierden en la niebla espesa,
para envolverme en un abrazo de tristeza.
Y así, en silencio, me alejo del mundo,
convertida en una sombra de lo que fui.
Mi corazón dolorido ya no volverá a amar,
tras el cruel engaño que lo volvió un témpano.
Marcela Barrientos 02/06/2024
Derechos de autora reservados
Argentina
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