PROMESA CUMPLIDA
Loro Pepín, el Gran Profesor
En una casa junto al jardín,
vivía un loro llamado Pepín.
Con plumas verdes como la esmeralda,
y un pico dorado que siempre charlaba.
—“¡Buenos días!”, —decía al despertar,
—“Gracias, por favor, y al saludar,
mira a los ojos y di con empeño,
las palabras mágicas con mucho cariño.”
Pepín aprendió de su abuela viejita,
un loro sabio de voz suavecita.
—“Ser educado, mi niño querido,
abre las puertas y muchos amigos.”
Pero Pedrito, un niño inquieto,
nunca decía “gracias” ni “lo siento”.
Hablaba con gritos, olvidaba saludar,
comía sin modales y sin preguntar.
—“Escucha, Pedrito,” —dijo Pepín,
—“ser educado es fácil, verás al fin.
Las palabras bonitas son como el sol,
iluminan el mundo y dan corazón.”
Desde aquel día, con mucha emoción,
Pedrito aprendió con dedicación.
Y el loro Pepín, con su voz brillante,
siguió enseñando a cada instante.
Marcela Barrientos 09/02/2025
Derechos de autora reservados Argentina


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