NUESTRA VIDA VALE
Hoy recordando a aquellas primeras mujeres
que salieron a la calle por exigir sus derechos
de trabajar en condiciones saludables y dignas.
Más tarde otro grupo de mujeres fueron víctimas
que se inmolaron por sus ideales de trabajadoras.
La sociedad machista junto a sus leyes
y las personas que deben actuar a favor de ellas
han tomado medidas que son insuficientes
frente a tantos casos de violencia de género
y trata de blanca de niñas y adolescentes.
Muchas veces se deja en libertad a presos
que llevan condenas por estos delitos infames
que vuelven a delinquir al poco tiempo .
Nuestra vida vale y hacer la denuncia policial
es caer en saco roto tanto como la perimetral
con la que el victimario es restringido habitualmente,
por un lado no todos las cumplen obligatoriamente
y por el otro es una manera de encerrar a la víctima.
Amén de tener el prejuicio de que seguro algo hizo
para merecer golpizas, torturas y hasta la propia muerte.
O que la ropa que usamos provocan los bajos instintos.
Seguimos con la disyuntiva de Sor Juana Inés de la Cruz:
"¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?".
Sus vidas ayer y nuestras vidas hoy tienen valor.
Marcela Barrientos 07/03/2018 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina
que salieron a la calle por exigir sus derechos
de trabajar en condiciones saludables y dignas.
Más tarde otro grupo de mujeres fueron víctimas
que se inmolaron por sus ideales de trabajadoras.
La sociedad machista junto a sus leyes
y las personas que deben actuar a favor de ellas
han tomado medidas que son insuficientes
frente a tantos casos de violencia de género
y trata de blanca de niñas y adolescentes.
Muchas veces se deja en libertad a presos
que llevan condenas por estos delitos infames
que vuelven a delinquir al poco tiempo .
Nuestra vida vale y hacer la denuncia policial
es caer en saco roto tanto como la perimetral
con la que el victimario es restringido habitualmente,
por un lado no todos las cumplen obligatoriamente
y por el otro es una manera de encerrar a la víctima.
Amén de tener el prejuicio de que seguro algo hizo
para merecer golpizas, torturas y hasta la propia muerte.
O que la ropa que usamos provocan los bajos instintos.
Seguimos con la disyuntiva de Sor Juana Inés de la Cruz:
"¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?".
Sus vidas ayer y nuestras vidas hoy tienen valor.
Marcela Barrientos 07/03/2018 Copyright
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