Grandes potencias giran su riqueza
entorno a países en extrema pobreza.
Quitan sus sueños y sus recursos,
usurpan sus identidades con discursos.
Se puede ser pobre por carecer de las necesidades básicas,
o por creerse dueños de lo ajeno como norma clásica
y la más inhumana, la violar los derechos universales,
aplicando ardides, haciendo tratados transversales.
Muchos pobres incluso ignoran de su situación
acostumbrados a vivir en total abnegación.
Son los marginados que ignora el mundo
como si fueran seres de otro submundo.
La pobreza más triste es el que sabe su existencia
pero sus corazones están llenos de inclemencia.
Esos ricos empobrecidos de verdadera caridad
que hacen publico sus lujos y gran prosperidad.
Las dos pobrezas: la del hambre y la carencia económica,
y la pobreza del que hace la vista a un lado,ceguera auténtica,
ambas conviven con dolorosa vergüenza y total impunidad
ser justos en la distribución de la riqueza es un deber de humanidad.
Marcela Barrientos 26/09/2018 Copyright
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Argentina
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