Me asomo a la vida de a poco,
y no es fácil superar ausencias
cuando todo aquello que toco
me recuerda viejas vivencias.
Abro la ventana, corro la cortina,
la cálida luz solar me invita a seguir,
que disfrute la rosa aún con espina,
que aprenda lo bueno a distinguir.
El eco de ayeres, mi lado olvidado,
esos días brillantes que viven a oscuras,
son huellas de un distante y real pasado
que me habla en silencio y con dulzura.
Me asomo a mi destino lentamente,
aún sin coraje, temblando de miedo,
pues nadie entiende que tiene mi mente,
ni todo ese dolor que en mi alma hospedo.
Marcela Barrientos 23/02/2020 Copyright
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Argentina
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