La anciana.
Hubo una vez, en un lejano país, un rey de mal carácter y muy malo con su pueblo, pero que tenía una buena esposa e hija a las que no les dejaba opinar sobre todas las leyes extravagantes que dictaba para gobernar a su antojo. Todo lo que el rey pedía, sus súbditos debían cumplir. Dentro de su reino había un bosque no muy extenso donde vivían pocas personas, entre ellos, una pobre anciana que había conocido a los buenos padres del soberano.
El rey conocía de su influencia en ese grupo de personas y temía que algún día llegara a convencerlos para que sublevasen contra él contándoles un viejo secreto. Por eso, dio la orden de que sea arrestada en un castillo lejano.
El día en que la anciana iba a ser apresada no fue un día común, las aves con sus graznidos avisaron de la cercanía de los soldados, y sus caballos se negaron a continuar cabalgando. Cansados de golpearlos, decidieron seguir de pie, la orden debía ser obedecida contra viento y marea, pero a la entrada del bosque, los vecinos de la anciana los esperaban con palos y piedras para atacarlos.
La anciana, tranquila, permanecía esperando, nadie sabía que debajo de su manta escondía un polvo mágico que le había dado un viejo hechicero para que lo use el día en que corriera peligro su vida. Sabía que los poderes de ese polvo podría salvarla a ella y al pueblo de las locuras del rey. Los vecinos, atónitos, observaron como el caballo del capitán dejó que ella lo montase y la llevara a las puertas del Gran Castillo.
Casi sin entender nada, y bajo los efectos del asombro, no se dio cuenta que la anciana le echó polvo en la copa de vino que traía en su mano y que, bajo su influjo, lo bebió hasta terminarlo.
La esposa y su hija comprendieron porque el temor del rey, pues ni bien tomó el vino, la anciana, que era pobre, se convirtió en una adorable señora, al que el rey le dijo: "mamá".
Todo cambió en el reino luego de estos fantásticos hechos. La reina madre comenzó a vivir con ellos, se divertía con su nieta, y el rey pudo hacer feliz a su familia y al pueblo, reparando todo el mal que había hecho.
Marcela Barrientos.
Derechos Reservados de Autora.
Copyright. 04/06/2017.
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