Desvelo.
Noches solitarias y sin sueño,
olvidada por el mismo Morfeo,
que mantenía mi estado de alerta.
Y allí estaban ellos, mis amigos silentes
con quienes pasaba las horas de desvelo.
Ellos me hablaban cada vez que los abría
y me susurraban que no estaba sola.
Hoy agradezco a esas deshoras insomnes
que me permitieron ser pasajera universal
y vivir en tierras tan lejanas y opuestas
para conocer míticos personajes.
Esas vigilias son mi mayor riqueza interior.
Ni Hypnos ni Pasithea sabrán jamás
que su hijo me dio el mejor de los regalo
Nadie me quita esas horas desveladas.
que resurgen en mi memoria
como eternos días noctámbulos.
Marcela Barrientos 20/02/2023
Derechos de autora reservados
Argentina
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