Título: Sabor a luna
La noche me invitaba a un relajante té,
en la penumbra de mi soledad,
la infusión era buena compañera,
para mi corazón desolado y acongojado.
Esa noche, mi única conexión,
era la misteriosa luna plateada,
que me observaba en silencio,
como si conociera el dolor que me ahogaba.
Una rara sensación de desnudez,
me envolvía en su abrazo frío,
pero el té calentaba mi alma,
desértica y sedienta de compañía.
El aroma dulce y reconfortante,
me transportaba a otro lugar,
donde la tristeza se diluía,
con un intenso sabor a luna.
Ella se asomaba a través de la ventana,
y yo sentía sus susurros de consuelo y esperanza,
mientras el té seguía nutriendo mi ser,
devolviéndome un poco de calma y cordura.
Así, entre la noche, la luna y el té,
encontré un refugio en la nocturnidad,
la ilusión de ser comprendida me embargó
y dejé de sentirme solitaria y vagabunda.
Marcela Barrientos 05/07/2024
Derechos de autora reservados
Argentina
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