Allí, en aquella playa donde coincidimos,
dejamos sobre la arena rodeada de caracolas
dos corazones, símbolo de nuestro encuentro.
Allí, en aquella playa donde nuestros latidos
se confundían con el ruido del oleaje incesante,
quedó un recuerdo de nuestros sentimientos.
Allí, en aquella playa donde el mar deja las valvas
testigos silenciosas y cómplices mudas de nuestro amor,
quedarán dos corazones como alegoría de lo vivido.
Marcela Barrientos 04/02/2019 Copyright
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Argentina
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