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viernes, 18 de septiembre de 2020

EL ALMA DE UN JARDÍN

 


El jardín se sentía desnudo,
ninguna flor vestía su césped,
hasta que un jardinero plantó
algunas rosas y muchas violetas.
Tan noble gesto lo embelleció,
ya no se sentía solitario y vacío,
¡sus colores y aromas lo adornaban!
Tan exquisita compañía lo hacía feliz.
Cada día amanecía con una sonrisa,
sus rosas y violetas le alegraron el alma.
¡Nada más maravilloso para sentirse pleno!
El jardín ya no se sentía desnudo.
Marcela Barrientos 16/09/2020 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina 





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