Quedarse en casa es muy complicado para los adultos, pero más aún para los niños y esta historia es para ellos.
Aylen, de 7 años, y Thiago, de 9, son dos hermanos que estaban acostumbrados a estar poco en casa por sus actividades escolares y prácticas deportivas. La relación entre ellos es la típica de rivalidad y celos, por lo que el quédate en casa sería todo un desafío.
Con ellos viven los padres de su mamá y como sus padres son esenciales no dejarían de trabajar por lo que iban a pasar más tiempo con sus abuelos.
Los dos primeros días resultaron complicados hasta que los abuelos decidieron involucrarlos en las actividades diarias. El abuelo José le pidió a Thiago ayuda mientras arreglaba una ventana y de paso le empezó a contar historias de su niñez. El niño no solo colaboró sino que le hizo varias preguntas por curiosidad.
Por otro lado, la abuela, Dora, le pidió ayuda a Aylén con las galletitas para la merienda y también le comenzó a contar sus mejores recuerdos de su niñez. Aylén al principio estaba fastidiada pero luego se dio cuenta que era muy interesante lo que le contaba su abuela.
Esa noche la cena fue especial no por la comida sino porque pudieron hablar sobre las charlas de ese día.
Lo mejor de todo es el final ya que ahora los chicos también juegan con sus abuelos a los juegos de antes como el ta-te-ti, las damas, el tuttifrutti, el ahorcado, las cartas, los dados y la lotería familiar. Y saben que... se dieron cuenta que es mejor jugar en familia que solos con un celular o computadora.
Marcela Barrientos 10/04/2021 Copyright.
Derechos de Autora Reservados.
Argentina.
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