Del padre, el mal, nace su hija , la venganza,
por lo que nada justifica esparcir sus semillas.
¿Acaso ya la historia de la humanidad no alcanza
para aprender que el mal todo lo mancilla?
No hay bien que por mal no venga,
reza el refrán de los que se lamentan,
aturdidos por esperanzas y quimeras
en las fauces de los males que atormentan.
Si podemos hacer el bien, ¿qué nos incita al mal?.
Tanto odio innecesario nos está destruyendo el planeta,
tanto “ojo por ojo y diente por diente” no me parece cabal,
lograr que el hombre lo entienda deberá ser la meta.
Todo bien se glorifica en el cielo terrenal
¿El infierno es el rojo paraíso del mal?
Pobre del que miserias siembra
buscando encumbrarse en el pedestal.
¿Podrá algún día el mundo vivir en modo pacífico
evitando del odio las acechanzas que tanto la perjudicó?.
Yo confieso mi loca utopía de un nuevo universo idílico
aprovechando en su justa medida lo que la tierra nos adjudicó.
Soñemos con un mundo donde abunde la moral,
que no se vistan de santos los capitanes del mal,
la tierra es nuestro sustento, no dejemos de luchar
para que el bien en el futuro sea nuestro mayor capital.
Marcela Barrientos
Eduardo A. Sobral.
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