Transgresora
El mundo la ignoró, tal vez su sombra tenía más reconocimiento. Sentía, incluso, que su nombre, Rosa, era parte de su estigma.
Su escasa actividad social se debía a ese enigma que siempre rodeaba su figura opaca.
Un día vio la pintura de un unicornio. ¡Bellísimo...único! Era violeta, ella nunca hubiera elegido el violeta.
Con una audacia impensada decidió teñirse su negra cabellera de un tinte violáceo. Lo hizo en parte como un modo de protesta y transgresión.
Un magnetismo extraño hizo que la gente cambiara su actitud hacia ella. Ya no era invisible, ya no era Rosa, ya era Violeta, la loca.
Marcela Barrientos 02-05-2023
Derechos de autora reservados
Argentina
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