Me disgusta que todavía existan personas
que no puedan festejar una Navidad digna,
pero también me indigna que los ricos
hagan ostentación pública de sus fiestas
cuando bien podrían optar por la generosidad.
Si cada uno de los que gastan en cosas superfluas
como fuegos artificiales o muchas bebidas alcohólicas
donara ese dinero para hacer feliz a una famiia
para que pueda celebrar también la Nochebuena.
Si se entendiera el verdadero mensaje navideño
que transcurre en la sencillez de un pesebre de Belén,
sencillez de un Nacimiento que se convertirá en Redención
y no ha nada más Redentor que compartir con el prójimo ,
la calidez de una mano tendida a sus necesidades básicas.
Marcela Barrientos 06/12/2017 Copyright
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Argentina
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