Las falsas democracias de las décadas del sesenta y setenta,
teñidas de la Guerra Fría entre capitalistas y comunistas
dio como resultados muchas revoluciones estudiantiles
que quisieron protestar en contra del autoritarismo
y exigiendo reformas necesarias de los ideales democráticos,
pero solo encontraron represión, desapariciones y muertes.
Nada justifica que se hayan tomado represalias ante los reclamos.
Nada va a cambiar el sufrimiento de un pueblo reprimido “legalmente”.
La corrupción e impunidad de esas democracias intolerantes
han causado mucho daño a las “venas abiertas de América latina”.
No creo en el odio infinito, si en una educación democrática
que permita que nunca más sucedan sublevaciones armadas
ni terrorismo de estados que violen nuestros derechos.
Si exijo justicia ante cualquier acto represivo o terrorista
que cuse muerte de ciudadanos inocentes en cualquier parte del mundo.
Marcela Barrientos 04/06/2019 ©®
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Argentina
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