Cerrar un año que fue tan difícil para mí,
tratando de entender lo que pasó sin lograrlo.
Nada más incomprensible que la vida misma,
más aún ese instante en que todo cambia de repente.
Cerrar un año en el que se fue parte de mi raíz,
la mano que meció mi cuna, el corazón que me cobijo,
que se fue en silencio, llevándose un misterio oculto,
dejándome en el desamparo del único refugio seguro.
Cerrar un año sin ni siquiera sentir ni creer que ya pasó,
donde los días y las noches fueron solo ciclos rutinarios
donde me quedé estacionada en el vano intento de vivir,
¿cuándo dejé de sentir el paso del tiempo? -me pregunto.
Cerrar un año con la necesidad de volverlo a empezar,
como sucede en los videojuegos, o en las películas
cuando reinicio para recuperar lo que perdí por distraída,
atrapando ese momento que deje escurrir entre mis dedos.
Marcela Barrientos 05/12/2019 Copyright
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Argentina
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