La espía
Tener un teléfono público en el negocio de su marido era la razón suficiente para saber los chismes del barrio.
Astutamente y aunque no le agradaba cebar mates lo convirtió en modus operandi para escuchar las conversaciones de quienes lo usaban.
A diario decenas de personas iban a hablar por teléfono de modo que de a pco fue sabiendo casi todo de los vecinos.
Si de casualidad pasabas por su vereda ya sabíamos que algo sobre alguien nos íbamos a enterar.
Y si querías saber algo antes que alguien sin dudas ya teníamos un referente seguro.
Marcela Barrientos 27/01/2023 Derechos de Autora Reservados Argentina
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