"Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme"
(Oliverio Girondo)
Noches de luna menguante
en las que anhelaríamos
que el dolor vaya mermando
y en las que instintivamente se sienta
que no hay magia más sensible
a la de contemplarse a si mismos.
Noches de luna nueva
en la que ocultaríamos
que la angustia nos aprisiona
y en las que misteriosamente se entienda
que no hay respuesta posible
a las preguntas que jamás te hiciste.
Noches de luna creciente
en las que sentiríamos
que una fuerza vuelve a emerger
y en las que increíblemente se presienta
que no hay una solución imposible
a las que no puedas llegar si no te rindes.
Noches de luna llena
en las que distrutaríamos
que la vida nos da una revancha
y en las que maravillosamente se halle
que no hay una razón entendible
a la que no merezca descifrar el enigma secreto.
Noches de lunas compinches
generadoras de inspiraciones febriles,
culpables de los insomnios fértiles,
envueltas en fases cíclicas
que me protegen del vacío y la soledad.
Marcela Barrientos 20-09-2023
Derechos de autora Reservados
Argentina
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