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lunes, 25 de septiembre de 2023

Plaza observada

 


Con mi vista recorría la plaza,

el manto verde de su suelo

estaba cortado con prolijidad.

En el asiento más cercano

dos personas con cabello de nieve

tomaban unos verdes y charlaban.

En la hamaca una niña de cabellos de oro

contrastaba con el niño de rulos carbón.

De pronto el cielo se cubrió de algodones

y las estrella diurna se escondió un instante.

Una pareja de tortolitos paseaba su amor,

¡se notaba que están en la flor de sus vidas!

Escuchar los trinos, un bálsamo para mi alma.

Una madre con nervios de acero observaba 

las travesuras de sus pequeños hijos.

De repente a uno de ellos le diluviaban sus ojos

parecían un río caudaloso de amargura.

Me partió el alma su infeliz desconsuelo

pero la madre comprendió que se trataba de un capricho

y hizo oídos sordos a los reclamos del infante.

El susurro de los árboles meciéndose

me hizo recordar que ya debía partir pues el tiempo es oro.

Marcela Barrientos 21-09-2023 

Derechos de autora reservados

Argentina

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