En lo profundo del desierto, donde el sol quema sin piedad y la arena arde bajo los pies, viven
los Hombres de Azul. Estos intrépidos guerreros se enfrentaban a los peligros del desierto con
valentía y determinación, pues su tribu dependía de ellos para sobrevivir en aquel inhóspito
lugar.
Un día, mientras patrullaban los límites de su territorio, los taregs avistaron una extraña
criatura que se arrastraba por la arena. Era un escorpión gigante, con unas pinzas enormes y
una cola venenosa que brillaba bajo el sol. Los guerreros sabían que aquella criatura podía ser
peligrosa, pero también entendían que formaba parte del equilibrio natural del desierto.
Decididos a proteger a su tribu de cualquier amenaza, los hombres rodearon al escorpión,
preparados para luchar si era necesario. Sin embargo, en lugar de atacar, la criatura se detuvo
y los miró con sus ojos brillantes. Entonces, con una voz profunda y resonante, el escorpión
habló.
– Hombres , sé que me teméis y que me consideráis un enemigo. Pero escuchadme, pues
necesito vuestra ayuda – dijo el escorpión.
Los guerreros se miraron entre sí, sorprendidos por la extraña petición del escorpión. Sin
embargo, su valentía y su honor les impedían negar ayuda a cualquier ser vivo que lo
necesitara.
– ¿Qué es lo que necesitas de nosotros, criatura del desierto? – preguntó el líder de los
Hombres de Azul.
El escorpión explicó que había caído en una trampa mortal y que necesitaba de la fuerza y la
habilidad de los guerreros para liberarse.
Los Tuaregs tienen una fuerte conexión con las estrellas y utilizan la Cruz del Sur, también
conocida como la Cruz de Tuareg, para orientarse en sus travesías por el desierto. Esta cruz les
brinda una guía en medio de la inmensidad del desierto y les ayuda a encontrar su camino,
especialmente durante la noche.
Sabían que de la única manera que podían lograr liberar al escorpión sería con la ayuda de las
estrellas e hicieron conexión con ellas.
-Bashir: ¡Oh, estrellas brillantes del cielo, guíennos en nuestra decisión de salvar al escorpión!
¿Debemos intervenir en su destino?
-Amina: Sí, querido Bashir. Debemos escuchar a las estrellas y seguir su consejo en este asunto.
Ellas nos dirán si debemos salvar al escorpión y cómo hacerlo.
-Bashir: Estimadas estrellas, pregunto con humildad si debemos intervenir en el destino del
escorpión que yace herido en el desierto. ¿Nos guiarán en la forma de salvarlo?
-Amina: Las estrellas parpadean en el cielo, como si estuvieran discutiendo entre ellas.
Esperemos su respuesta con paciencia y respeto.
-Bashir: Veo una estrella que brilla más intensamente que las demás. Creo que nos está dando
una señal. ¿Qué nos quieres decir, estrella brillante?
-Amina: La estrella nos transmite un mensaje de compasión y amor por todas las criaturas de
la tierra. Debemos salvar al escorpión, sin importar el riesgo que conlleve.
-Bashir: Entonces, escuchemos a las estrellas y salvemos al escorpión. Pero, ¿cómo podemos
hacerlo de manera segura?
-Amina: Las estrellas nos indican que debemos mantenernos unidos y trabajar juntos para
llevar al escorpión a un lugar seguro. Con cuidado y determinación, lograremos salvarlo.
-Bashir: Gracias, queridas estrellas, por guiarnos en nuestra decisión. Salvaremos al escorpión y
le brindaremos una segunda oportunidad en esta vida.
-Amina: Que la luz de las estrellas ilumine nuestro camino y nos ayude a cumplir con nuestra
misión de ayudar a todas las criaturas del desierto. Juntos, lograremos grandes cosas.
Siguiendo los consejos de las estrellas los taregs liberaron al escorpión utilizando un trozo de
carne cruda como cebo. Colocaron el cebo en una jaula y lo dejaron a la vista del escorpión,
quien rápidamente se acercó para alimentarse.
- Bashir: Creo que ya es hora de liberar al escorpión, ¿qué te parece si utilizamos un trozo de
carne cruda como cebo?
- Amina: Esa es una excelente idea. Seguro que el escorpión no podrá resistirse a la tentación."
- Bashir: Bien, vamos a colocar la jaula con el cebo en un lugar estratégico y esperemos a que
el escorpión caiga en la trampa.
- Amina: Mira, el escorpión se acerca rápidamente hacia la jaula. Parece estar hambriento."
- Bashir: ¡Lo logramos! El escorpión cayó en nuestra trampa y ahora podemos liberarlo en un
lugar seguro.
Así, los taregs lograron liberar al escorpión utilizando un trozo de carne cruda como cebo,
atrayendo al arácnido hacia la jaula donde finalmente cayó en la trampa.
Agradecido, el escorpión les prometió una recompensa por su valentía y su generosidad.
Entonces, con un movimiento ágil, el escorpión se deslizó bajo la arena y desapareció.
La gran incógnita era cuál sería la recompensa por lo que los taregs se miraron
desconcertados. Fue entonces cuando sintieron un cambio en su piel, como si algo mágico
estuviera sucediendo. Lentamente, sus túnicas de índigo comenzaron a brillar con un color aún
más intenso, llenando el desierto de luz y color.
A partir de ese día, los Hombres de Azul se convirtieron en legendarios guardianes del
desierto, protegiendo a todas las criaturas que habitaban en él con su valentía y su nobleza. Y
en cada amanecer, cuando el sol se alzaba sobre las dunas, el desierto se llenaba de la
hermosa luz azul de los Hombres de Azul, recordando a todos que la valentía y la generosidad
siempre llevan consigo su propia recompensa.
Marcela Barrientos 10-03-2024
Derechos de Autora Reservados
Argentina
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