A DON Jorge Osvaldo Almeida Barbosa
Si, usemos un neologismo
muy de nuestra tierra Taragüi
para saludar en su cumpleaños
al administrador de la página.
En mi personal estimación,
por ese día que tuvo un amable gesto:
venir a conocer a mi correntino favorito,
a mi querido padre, a Don Aurelio,
coincidiendo con el nombre de su abuelo.
Tantas casualidades me merecen
escribir unas palabras para desearle
el mejor de los días y un año fructífero,
Enchamigados en el amor por la provincia
en valorar nuestra riqueza cultural viva.
Porque todos los que pertenecemos
a "Voces correntinas" hallamos en el grupo
el calor y el orgullo de nuestro origen común.
¡Felicidades y gracias por esta fecunda labor!
Marcela Barrientos 30/09/2019 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina
COMENTARIOS :
Jorge Osvaldo Almeida Barbosa

BASADO EN LOS RECUERDOS DE DON JORGE:
EN ESTA CASA DE PERUGORRÍA NACÍ. SE CONSERVA IGUAL.
(Atendió a mi madre, el Dr. Andrés Galfrascoli, mi tío y un gran médico)
(Atendió a mi madre, el Dr. Andrés Galfrascoli, mi tío y un gran médico)
Mi pueblo es Perugorría y la casa que ven es la de mi abuelo, donde nací. Recuerdo que en la esquina junto a los árboles, a la noche, mi abuelo Aurelio se sentaba conmigo a charlar y también a enseñarme los primeros acordes en una hermosa guitarrita que él me había regalado. Cantaba bajito y me tenía paciencia hasta que fui aprendiendo.
Me sentía feliz y asombrado por una brillante luna y todo el cielo con sus estrellas para nosotros. Pero lo que nunca voy a olvidar es que en esas noches escuchaba a lo lejos, sin saber de dónde venían, los sonidos de un acordeón tocando un chamamé. Ese fue el primer contacto con nuestra bella y querida música. Y cuando canto un chamamé acompañándome con mi guitarra siempre está presente mi abuelo y esas noches de luna en mi querido pueblo.
Me sentía feliz y asombrado por una brillante luna y todo el cielo con sus estrellas para nosotros. Pero lo que nunca voy a olvidar es que en esas noches escuchaba a lo lejos, sin saber de dónde venían, los sonidos de un acordeón tocando un chamamé. Ese fue el primer contacto con nuestra bella y querida música. Y cuando canto un chamamé acompañándome con mi guitarra siempre está presente mi abuelo y esas noches de luna en mi querido pueblo.