Encadenada a tus palabras,
te permitiste sobrevivir.
haciendo de ellas
un eco de tu alma herida.
Versos tras versos
de profunda inquietud
galopaban en tu mente
llena de miedo y angustia.
Y créeme que entiendo
tu necesidad terapéutica
de escribir tus emociones
aunque no las soltaste al viento.
Decidiste marcharte un día,
encadenada a tus palabras,
a ese sufrimiento eterno
de tantos dolores sin sanar.
Marcela Barrientos 26/09/2019 Copyright
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Argentina
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