buscando el cobijo en tierra extranjera!.
La tiranía, el hambre y la guerra nos alejan,
¿regresaremos alguna vez a nuestra tierra querida?.
En la alborada clara de la triste partida,
con los brazos en alto nos despedimos del cielo,
tan diáfano en el azul intenso y nosotros tan sombríos,
que regamos lágrimas de dolor en el suelo
¡Con ilusión hemos arribado a esta nación extraña,
queremos darle un futuro distinto a mi familia!.
Espero no encontrar murallas que me impidan
volver a empezar lejos de donde el cielo me vio nacer.
¿Encontraremos la paz que nuestros padres tuvieron?
¿Romperemos cadenas que eslabonen recuerdos?
El silencio en la aurora gritará nuestros nombres,
para hacer más liviano el pesar que corroe.
No es fácil hallar refugio, se teme a lo desconocido,
nos miran con recelos, discriminan nuestras costumbres.
¡Nunca quisimos abandonar nuestro país, sinceramente,
pero el desaliento y el miedo a la muerte nos alejó!
Volveremos algún día desandando el camino,
si los hombres que gobiernan, -no importa el partido-,
se comportan con la decencia y honor
que declamaron para ser elegidos.
Marcela Barrientos
Eduardo A. Sobral.
Derechos de Autores Reservados
Argentina
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