Una buena Navidad
comienza en nuestro corazón.
Es allí donde está la semilla
que germinará con amor.
La familia es el primer lugar
que recibirá los buenos frutos.
El niño Jesús debe nacer
en cada uno de nosotros.
Debemos permitir ser su Belén,
ese portal humilde pero receptivo.
De cada Navidad personal
surgirá el gran Nacimiento
que nos unirá en el eterno mensaje
de "Paz a los hombres de buena voluntad",
con que cada año nuestro Mesías
nos invita a ser mejores personas.
No necesitamos otro regalo
más que aceptar su gesto de nacer
para ser nuestro Salvador esperado.
Ofrezcamos el corazón de pesebre
y el mundo tendrá la esperanza
de una revolución de amor y paz.
Marcela Barrientos 18/11/2022
Derechos de autora Reservados.
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