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martes, 30 de abril de 2019

MI DESEO

MI DESEO

Mi deseo para los niños
es que siempre tengan
quienes le lean un cuento
y que cuando ya aprendan solos
que nunca les falte un cuento para leer.

Mi deseo  para los niños
es que estén en contacto
con la naturaleza que los rodea
y que cuiden a sus mascotas,
compañeros de aventuras diarias.

Mi deseo para los niños
es que crean en la paz,
que no peleen con sus hermanos,
amigos o compañeros de escuela,
el respeto es la única forma de vivir.

Mi deseo para los niños,
aquellos que carecen de lo vital
es que no dejen de tener esperanza,
mi padre fue un niño carenciado
y terminó siendo un hombre de bien.

Mi deseo para los niños
es que cumplan sus sueños,
que crezcan sin violencia,
que descubran la magia
que llevan dentro de su alma.
Marcela Barrientos 30/0472019 Copyright
Derechos de Autora reservados
Argentina



lunes, 29 de abril de 2019

NOCHES DE CITAS

Agradecida de estos cinco años cómplices
que nos regalas entre música y poemas,
brindo desde la lejanía por más años juntos,
en noches de citas con tu voz y la señora plateada.

La voz de la luna se hace eco y cada noche se viste de poesía. Engalanada brilla en la cita nocturna y nos acompaña al ritmo de las rimas. Puntual se viste y sintoniza la radio que es refugio de nuestras letras viajeras, es testigo de las emociones más puras y nos acompaña en un nuevo aniversario. Testigo del festejo que nos convoca. nos perfuma el cielo con su presencia, comparte el momento más sublime de nuestro encuentro poético y radial. Marcela Barrientos 29/04/2019 Copyright Derechos de Autora Reservados Argentina

PROTEGIDA


PROTEGIDA

En el otoño me siento protegida
por aquellos libros más queridos
que cobijan mi alma sorprendida
por sus versos correspondidos.

Los suéteres entibian mi piel
cubriéndome del tenue frío,
saboreo el aire que huelen a miel
y  el ambiente ejerce su poderío.

Me recubro por dentro y fuera,
enriquezco mi espíritu con letras
abrigada lejos de la fresquera
toda esa magia otoñal me compenetra.
Marcela Barrientos 29/04/2019 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina

domingo, 28 de abril de 2019

MBURUCUYÁ

MBURUCUYÁ

Princesa guaraní enamorada
tu padre te quiso casar con otro
pero tu amor no te lo permitía
e ibas a luchar con pasión.

Princesa guaraní dolida
pues tu amado han matado.
triste, preferiste partir con él
y te eternizaste en una flor.

Mburucuyá, tu nombre guaraní
dado por tu joven amor secreto.
Pasionaria, para los cristianos
que ven en ella un símbolo de la Pasión.

Flor de mi eterna provincia Taragüi,
no importa cuán real sea tu leyenda,
eres una extraña belleza de mi litoral,
que me atrapa y me lleva a un dulce lugar.
Marcela Barrientos 28/04/2019 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina


SUS ÚLTIMOS MESES

SUS ÚLTIMOS MESES
No sé cómo es en otros países pero esto le sucedió a mi padre en sus últimos meses de su vida, un Calvario que no merecía pero que las obras sociales que cubren su salud no les importó cuidarla.
Tras una buena mejoría después de un diagnóstico de insuficiencia renal severa, comenzaron sus infecciones urinarias seguidas pero controladas con una medicación que le servía para atacarla y no le perjudicaba su mal funcionamiento del riñón.
Tenía internación domiciliaria , una primera doctora que fue un Ángel, que estuvo conmigo a cada duda pero que se tuvo que alejar pues ella estaba pasado su propia lucha contra un cáncer que terminó llevándola antes que a mi padre.
También tenía un nefrólogo particular que lo visitaba y me daba las indicaciones necesarias para que este mejor, como darle Ensure, un polvo que le agregaba a la leche del desayuno y merienda para darles más valor nutritivo y sirve para recuperarle la masa muscular.
Los médicos que le siguieron poco les importó de sus necesidades ni las indicaciones del doctor particular, venían como un trámite le tomaban la presión y auscultaban sus pulmones , preguntaban si necesitaba recetas de remedios y se iban.
Luché mucho para que sus cambios de sonda vesical sean cada mes al principio y luego por pedido del doctor de cabecera sean quincenal, cosa que nunca conseguí.
Tras dos internaciones por infección urinaria intentaba ponerle sus pocas fuerzas a una vida que ya le resultaba pesada de llevar.
Cada alta médica nos dejaba en el vacío de volver a recuperar la internación domiciliaria, un trámite de miles de papeleos , llamadas y mails que agotaban.
Llegamos a marzo del 2017, otra vez no conseguíamos que le cambien las sondas, la enfermera esperaba que la autoricen así cobraba su trabajo, la obra social no leía los mails ni atendía mis llamadas para insistir sobre la necesidad del cambio. Porque la burocracia le llevaba a esperar no solo la autorización sino que le lleguen los materiales descartables, la sonda y todo lo que la enfermera necesitaba para el cambio. Sin eso la enfermera no se lo hacía. No veían su sufrimiento, cada uno quería defender y cuidar su trabajo. Como me dijo la enfermera: “no voy a hacer un trabajo que luego no voy a cobrar ni traer mis elementos si no me lo van a reintegrar”.
Y los días pasaron se cambió la sonda y se extrajo una muestra de orina para urocultivo, su rostro comenzaba a mostrar el dolor que sentía, ese rostro sin arrugas de pronto envejeció todos los años juntos.
El 28 de marzo buscamos los resultados que tuvimos abonar aunque la obra social nos decía que no debimos pagar, y acá hago hincapié en algo tan absurdo como real, cada vez que se llamaba para preguntar algo te daban una respuesta distinta según quien te atendiera y eso lo reconozco me ponía loca. No entendía como unos te daban la razón, otros te decían otra cosa, la cuestión es que el tiempo pasaba y tiempo era exactamente lo que mi padre no tenía. Cada día era vital para él pues de una infección común podía pasar a otro tipo de infección y el único que me leía los análisis con cordura era el nefrólogo, pero al ser particular su firma no valía para la obra social.
Aclaro que una obra social en mi país es un seguro médico que te descuentan  tanto del salario siendo activo como de la jubilación para que puedas ser atendido en cualquier caso de enfermedad incluso internación.Mi papá había trabajado cuarenta y dos años en una empresa del Estado , se la tenía bien ganada, y se la descontaban mensualmente.
Esa maldita obra social que dejó que se vaya , que especuló su edad, con su enfermedad y sacó unos cálculos perfectos para que en menos de dos meses se fuera y lo peor se fuera sufriendo.
Vuelvo, era 28 de marzo de 2017, el resultado fue muestra contaminada, lo que nos dejaba prácticamente en cero. No sirvió de nada, él estaba con dolor pero no se nos indicó ningún tratamiento, por lo que ya estaba aprendiendo de tanto hablar con doctores era que necesitaba urgente un nuevo urocultivo que nos dé un antibiograma, una lista de remedios que ataquen la bacteria y de esos descartar los que su riñón no toleraría.
El 7 de abril, la doctora domiciliaria me hace las recetas médicas pero tenía una orden de no dejármelas, sino que les podía sacar una foto. Algo ridículo, el laboratorio me pedía la orden, no podía mandar una foto de la orden .Y pelee, sí lo pelee, tanto que me dieron hablar con el doctor general de internación domiciliaria y me reitera el pedido desde la obra social de no dejarme nada.
Cansada de discutir y esperar unos estudios que no se realizaban, porque para eso había que cambiarle la sonda  y ese era otro tema de peleas y tiempo perdido, me decidí a pedir una orden particular a nombre de mi marido en mi Clínica y llevar la muestra de mi padre. Desesperada jugué esa carta que dio uno de los peores resultados, la infección ya era más severa, era 20 de abril cuando le hice hacer ese análisis y el resultado estuvo para el 28 de abril
En principio había un antibiótico eficaz para su infección y sus riñones pero claro, entre el 20 de abril y el 28 de abril paso tiempo, tiempo que para él era importante y el virus cambió, tanto que en pocos días se le hizo una bola de pus dentro de sus genitales.
El 29 de abril se lo llevó a una guardia de urgencia , le hicieron un análisis pero no le pusieron suero, eso tal vez lo hubiera mejorado bastante. Volvió a casa , la infección sólo era local según los doctores.
El 2 de mayo la obra social se digna a venir a hacerle el urocultivo que se había pedido el 7 de abril, esa orden que no me habían dejado en mano. Pero mi padre no conseguía mejorar, todo empeoró.
El 5 de mayo tenía su visita semanal y ya agotada física y mentalmente le pedí al nefrólogo que venga a verlo. La doctora se lavó las manos, vio los resultados y dijo que se haga lo que el nefrólogo diga tiene un virus muy doloroso y que se esparce por otros lados.
Le grité que ellos eran los responsables de que llegara a ese estado si el 7 de abril hubieran acelerado otro urocultivo, lo que me dio la razón el nefrólogo horas después, cuando ordena un tratamiento más severo, que jamás me lo otorgaron.
Lo peor ese día había pedido una ambulancia para trasladarlo a la urgencia con una orden del médico con las indicaciones a seguir.Tuve dos ambulancias por más de una hora y media , en ningún momento entraron a ver a mi padre, sólo esperaban que la obra social le confirmen el traslado. Y la obra social llama a su casa pide hablar con la doctora de la ambulancia y le da la orden de retiro del domicilio, y a los minutos retiran a la otra ambulancia.
Con bronca me puse delante de la última ambulancia y escuchaba que le decían por móvil que se retiren del domicilio. Llamé a la obra social me prometieron un Código Rojo de urgencia, eran las 17 horas, justo la hora que todos se retiran de la oficina, ya no tendría a quien reclamar sino confiar en ese Código Rojo que llega poco antes de las 18 horas pero que tampoco  lo traslada, ni pasan a verlo. Sólo se quedan en la calle para que le confirmen  el traslado a urgencia que yo pedía a gritos.
Casi a las 20 horas harta de ver una ambulancia en la puerta de mi casa que no actuaba firmé el retiro del domicilio y lo llevó mi hija con una enfermera amiga con un servicio privado de auto parecido al taxi que en mi país se le dice remise.
Yo me quedaba en casa con mi madre ciega y ajena a todo esto, su demencia la dejaba lejos de todo lo que sucedía alrededor. Era la hora de su cena, su insulina , ella tenía sus necesidades propias.
Y se fue, lo internaron, la infección fue cruel, lo mantenían dormido, sedado, lejos de quienes lo visitaban. Yo permanecí con mamá, ella había días que entendía, otros que no, sigue librando con ese monstruo que es la demencia. Confieso que no podía verlo así, sin sus ganas de luchar a la vida.
El 18 de mayo a las 06 y 30 de la mañana recibí la peor llamada, no me dijeron que había muerto , me pedían que nos acerquemos a la Clínica, mi esposo sabía lo que podía ser para mi. Fue él, y tuvo que reconocerlo, reconocer que se había ido.
Me quedé con su rostro de dolor, con sus ojos llenos de tristeza, sabía que se estaba yendo, pedí ayuda a la familia, pero nadie estaba dispuesto a cuidar enfermos o decían tener lástima de verlos así.
Lo aquí relatado fueron sólo los dos últimos meses, pero la lucha con la obra social, con el Plan Solidario para jubilados, que de solidario no tiene nada, pues dejan que entre la orden, la autorización y el turno pasen más de quince días y eso los va matando de a poco.
La insensibilidad hacia los abuelos te deja el alma con desconsuelo.
Marcela Barrientos ©®
Derechos de Autora Reservados
Argentina

MILAGRO INESPERADO

MILAGRO INESPERADO


(Basada en un hecho real)

Mi hijo tenía 5 años cuando una medianoche de domingo presentí que algo le sucedía. Fui a la pieza que compartía con sus hermanas y lo encontré levantado con los ojos llorosos.
-¿Qué te duele?
Él no podía hablar del dolor, solo tocaba su panza.
-¿Acá? -le pregunté, mientras noté su estómago muy duro.
Le avisé a mi esposo quien lo llevó de inmediato a la clínica.
Yo turbada me quedé con mis dos hijas de 8 y 3 años esperando asustada.
Una hora después mi esposo me llamó diciendo que vaya urgente, lo iban a operar. Tenía un bolo fecal, había que esperar al cirujano.
Dejé a mis hijas con mi suegro en casa y me tomé un remise hasta el lugar.
A la 1 cuando llegué, él lloraba, vomitaba, tenía suero, y le iban a poner una sonda nasogástrica antes de subirlo al cuarto donde esperaría al cirujano.
Mi hijo lloraba, se quería sacar la sonda de la nariz y transpiraba. Le habían vendado la frente tratando de sujetar la sonda.
Le habían sacado sangre y hecho el electrocardiograma de rutina.
A partir del momento que subimos por ascensor hasta la sala junto al camillero, la enfermera, la pediatra de guardia, mi esposo y yo, comenzó lo que para mí fue un milagro.
Tras nuestro mientras colocábamos a mi hijo en la cama entra un señor alto, de cabello gris, ojos claros, bien vestido y me pregunta:
-¿Cómo se llama el nene? ¿Qué tiene?
-Se llama Nahuel y estamos esperando al cirujano, tiene un bolo fecal. ¿Usted es el cirujano?
Mientras me dice que no se acerca, le pone sus manos sobre su abdomen. Nadie dice nada.
Él solo quería sacarse la sonda, mi marido de voz fuerte le dice que no se lo quite.
-¿Usted es el padre?-le preguntó.
– Sí -respondió.
-No le hable fuerte, lo pone nervioso -le dijo.
Ahora tras muchos años creo que ni la doctora, ni la enfermera o el camillero notaron nada.
Le dije a mi esposo que tal vez era mejor que vaya a comprar la ficha para ponerle los dibujitos en el televisor.
Él bajó y me quedé sola con él. Los otros estaban sin estar.
Cuando la televisión comienza a funcionar, este hombre misterioso le pregunta a Nahuel que canal quería.
Él en medio de su dolor le dice:
-el 15.
Le alcancé a preguntar si estaba cuidando a alguien antes de irse y me responde que si. Puso el canal y salió.
Mi hijo se durmió unos 30 minutos, mi marido se fue a trabajar y me quedé con mi suegra.
De repente se despertó y pidió ir al baño, lo llevamos con el suero, la sonda y la ayuda de una enfermera. En lo que pareció ser un segundo se sintió como despidió todo.
Lo llevamos a la cama, él seguía molesto por la sonda. Al rato llegó el cirujano. No había rastros del bolo fecal, su abdomen estaba blando.
No había que operarlo. Aunque continuó en observación unas horas más y se le realizaron otros estudios.
Para el mediodía nos habían llevado otro nene para compartir la habitación. El niño de 7 años había sido operado de apendicitis dos días atrás y continuaba internado.
Nos saludamos con los padres, y tras una hora de charla le pregunté a la madre si había visto a ese hombre. Se lo describí y me contestó que no.
A la una y media de la tarde en la habitación estaban la jefa de pediatría, los dos pediatras de los chicos, la pediatra de turno y el cirujano que había operado al otro niño quien descarta nuevamente la operación de mi hijo.
La ecografía mostraba que ya no existía un bolo fecal, incluso el pediatra de mi hijo se preguntaba porque lo habían internado.
Le quitan esa sonda que tanto le molestaba y creo que por fin siente alivio.
La jefa de pediatría me informa que le daban el alta pero debía ir el a control con su pediatra el viernes y seguir una dieta.
A las 15 horas de la mano de mi niño bajamos por ascensor y mientras recorríamos el pasillo con curva hacia la salida, una abuela de pelo blanco y unos ojos celestes que entraba me dice :
– ¡Ya le dan el alta, qué bueno!
Perpleja solo atiné a responder:
– Sí.
Pero dentro de mí me pregunté quién era esa señora, cómo sabía que mi hijo estuvo internado.
El viernes voy al control programado con todos los estudios que se le habían hecho ese día. Por primera vez el doctor ve la radiografía abdominal donde sí mostraba que tenía un bolo fecal cuando lo internaron.

Todo esto es real, le pasó a mi hijo un 8 de mayo de 2007, día de la Virgen de Luján, patrona de mi país.
© Marcela Barrientos 05/01/2019

viernes, 26 de abril de 2019

EN MIS MANOS

En mis manos

En mis manos hallé el vehículo,
vehículo con que conecté fielmente
mi alma con todo lo que me rodeaba.

En mis manos encontré la razón de ser,
de ser un silencio ahogado que ve la luz
y se suelta como un remolino de letras.

En mis manos estaban los versos, la poesía
poesía que me buscaba en las noches oscuras
y ahogaban mi pecho con la necesidad de libertad.

En mis manos se atesoraban momentos,
momentos nostálgicos, alegres, ambiguos,
esos que pretenden tener vida propia y respiran.

En mis manos cada papel era una frase,
frase que se encadenaba a otra fuertemente
y así surgieron mis versos libres, mi poesía.
Marcela Barrientos 26/04/2019 Copyright
Derechos de Autora Reservados
Argentina

jueves, 25 de abril de 2019

DECIR NIÑO

HOY 25 DE ABRIL - DÍA INTERNACIONAL CONTRA EL MALTRATO INFANTIL
TÍTULO:    DECIR NIÑO

Decir niño es hablar de inocencia.
es saber que en nuestras manos
tenemos el futuro y la esperanza,
no es hacerlos adultos antes de tiempo.

Decir niño es hablar del presente
es respetarles esa edad que jamás regresa,
es no ensuciarlos con nuestras maldades,
porque ellos confían ciegamente en nosotros.

Decir niños es hablar de lo más puro del mundo,
ellos aprenden lo que viven, somos su espejo,
y es triste ver a diario noticias sobre el maltrato,
el abandono, y el peligro en el que conviven muchos.

Decir niños es hablar de motivarlos a ser sanos,
pensar que su bienestar servirá para un planeta mejor,
que el tiempo que se invierte en ellos tendrá futuro
y es mucho mejor que lo material que se les dé a cambio.

Decir niños es hablar de no descargar nuestras frustraciones
en sus almas que solo esperan cuidados de nuestra parte,
pues somos los arquitectos de sus cimientos más fuertes
de los que dependerán siempre cuando ya sean grandes.


Decir niño es hablar de educarlos con valores
pero siendo nosotros el ejemplo de ellos,
es entender que lo que les faltó en la infancia
jamás podrá ser recuperado cuando sea mayor.

Decir niño es hablar de todos los derechos necesarios
para que crezcan fuera de tantas guerras que los dejan huérfanos,
es merecer el amor de su familia, no que los abusen ni violenten,
es darles toda la confianza para que sean personas de bien.
Marcela Barrientos 25/04/2019 ©®
Derechos de Autora Reservados
Argentina




MI ESENCIA EN POESÍA: MI NUEVO LIBRO DIGITAL

https://es.calameo.com/books/0046542853d7d459e3556?fbclid=IwAR1TrPTfEyp3udAU-HHkgbYK8gR9eoaj7X8r0R1xN_6ETTosO6QuD6UeJPg


HOY COMPARTIMOS el libro de la poeta argentina Marcela Barrientos. Portada de Guadalupe Montemayor Salazar. Edita: Biblioteca de las Grandes Naciones. Dirige y maqueta: Xabier Susperregi.






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Comentarios
  • Cecilia Ortiz Gran abrazo Marcela!! Felicidades!!Placer inmenso prologar tu nuevo libro junto a Isabel. Son estos acontecimientos los que hacen que se sienta vibrar el alma. y todo a nuestro alrededor sea más placentero de lo que es .A Xabier mi abrazo junto a mis felicitaciones. Por su excelente trabajo.