Soy una madre con un corazón herido,
anciana y sola, mirando fotografías viejas.
¿Estaré loca si digo qué aún los espero?
Pero no suena ni el timbre ni el teléfono.
¡Qué lejos quedaron esas sonrisas de felicidad
y las fiestas que juntos disfrutamos en familia!
Hoy no hay tiempo para una abuela enferma
hay cosas más importantes que visitas aburridas.
“Si ella ya vivió, ahora nos toca a nosotros,
y cuando ya no puedas sola pagaremos un geriátrico.”
“Allí no estará sola y la cuidarán seguramente.”
Sí, sé que esos son los pensamientos modernos.
No importa si es lo que quiero
ni si dejan mi corazón herido,
pero cada noche sueño que regresan
y aún los espero… espero un milagro de amor.
Marcela Barrientos 05/08/2019 ©®
Derechos de autora reservados.
Argentina.
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