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domingo, 28 de abril de 2019

MILAGRO INESPERADO

MILAGRO INESPERADO


(Basada en un hecho real)

Mi hijo tenía 5 años cuando una medianoche de domingo presentí que algo le sucedía. Fui a la pieza que compartía con sus hermanas y lo encontré levantado con los ojos llorosos.
-¿Qué te duele?
Él no podía hablar del dolor, solo tocaba su panza.
-¿Acá? -le pregunté, mientras noté su estómago muy duro.
Le avisé a mi esposo quien lo llevó de inmediato a la clínica.
Yo turbada me quedé con mis dos hijas de 8 y 3 años esperando asustada.
Una hora después mi esposo me llamó diciendo que vaya urgente, lo iban a operar. Tenía un bolo fecal, había que esperar al cirujano.
Dejé a mis hijas con mi suegro en casa y me tomé un remise hasta el lugar.
A la 1 cuando llegué, él lloraba, vomitaba, tenía suero, y le iban a poner una sonda nasogástrica antes de subirlo al cuarto donde esperaría al cirujano.
Mi hijo lloraba, se quería sacar la sonda de la nariz y transpiraba. Le habían vendado la frente tratando de sujetar la sonda.
Le habían sacado sangre y hecho el electrocardiograma de rutina.
A partir del momento que subimos por ascensor hasta la sala junto al camillero, la enfermera, la pediatra de guardia, mi esposo y yo, comenzó lo que para mí fue un milagro.
Tras nuestro mientras colocábamos a mi hijo en la cama entra un señor alto, de cabello gris, ojos claros, bien vestido y me pregunta:
-¿Cómo se llama el nene? ¿Qué tiene?
-Se llama Nahuel y estamos esperando al cirujano, tiene un bolo fecal. ¿Usted es el cirujano?
Mientras me dice que no se acerca, le pone sus manos sobre su abdomen. Nadie dice nada.
Él solo quería sacarse la sonda, mi marido de voz fuerte le dice que no se lo quite.
-¿Usted es el padre?-le preguntó.
– Sí -respondió.
-No le hable fuerte, lo pone nervioso -le dijo.
Ahora tras muchos años creo que ni la doctora, ni la enfermera o el camillero notaron nada.
Le dije a mi esposo que tal vez era mejor que vaya a comprar la ficha para ponerle los dibujitos en el televisor.
Él bajó y me quedé sola con él. Los otros estaban sin estar.
Cuando la televisión comienza a funcionar, este hombre misterioso le pregunta a Nahuel que canal quería.
Él en medio de su dolor le dice:
-el 15.
Le alcancé a preguntar si estaba cuidando a alguien antes de irse y me responde que si. Puso el canal y salió.
Mi hijo se durmió unos 30 minutos, mi marido se fue a trabajar y me quedé con mi suegra.
De repente se despertó y pidió ir al baño, lo llevamos con el suero, la sonda y la ayuda de una enfermera. En lo que pareció ser un segundo se sintió como despidió todo.
Lo llevamos a la cama, él seguía molesto por la sonda. Al rato llegó el cirujano. No había rastros del bolo fecal, su abdomen estaba blando.
No había que operarlo. Aunque continuó en observación unas horas más y se le realizaron otros estudios.
Para el mediodía nos habían llevado otro nene para compartir la habitación. El niño de 7 años había sido operado de apendicitis dos días atrás y continuaba internado.
Nos saludamos con los padres, y tras una hora de charla le pregunté a la madre si había visto a ese hombre. Se lo describí y me contestó que no.
A la una y media de la tarde en la habitación estaban la jefa de pediatría, los dos pediatras de los chicos, la pediatra de turno y el cirujano que había operado al otro niño quien descarta nuevamente la operación de mi hijo.
La ecografía mostraba que ya no existía un bolo fecal, incluso el pediatra de mi hijo se preguntaba porque lo habían internado.
Le quitan esa sonda que tanto le molestaba y creo que por fin siente alivio.
La jefa de pediatría me informa que le daban el alta pero debía ir el a control con su pediatra el viernes y seguir una dieta.
A las 15 horas de la mano de mi niño bajamos por ascensor y mientras recorríamos el pasillo con curva hacia la salida, una abuela de pelo blanco y unos ojos celestes que entraba me dice :
– ¡Ya le dan el alta, qué bueno!
Perpleja solo atiné a responder:
– Sí.
Pero dentro de mí me pregunté quién era esa señora, cómo sabía que mi hijo estuvo internado.
El viernes voy al control programado con todos los estudios que se le habían hecho ese día. Por primera vez el doctor ve la radiografía abdominal donde sí mostraba que tenía un bolo fecal cuando lo internaron.

Todo esto es real, le pasó a mi hijo un 8 de mayo de 2007, día de la Virgen de Luján, patrona de mi país.
© Marcela Barrientos 05/01/2019

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