¡Qué lindo valor humano, tan rico en acciones!.
Nada más hermoso como ser solidario ante una necesidad.
Jesús nos enseña a “vestir al desnudo, dar de beber al sediento,
da de comer al hambriento, visitar al enfermo y al preso”,
es una entrega que no tiene precio, es un dar sin esperar recibir,
es el amor al prójimo en su máxima expresión de amor verdadero.
A veces se es solidario escuchando al otro, visitándolo, con una palabra,
no necesariamente implica algo material, pero si tiempo, un tiempo para dar.
La solidaridad es sobre todo activa, no queda en la teoría de bellas frases,
es la voz activa que mueve una cadena de favores que nos engrandece.
Marcela Barrientos 15/04/2019 ©®
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Argentina
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