" Cuando el maestro está listo, llega el alumno..."
No me sentía maestra de nada, vivía la vida sin títulos ni ánimos de enseñar. Sinceramente me tomó por sorpresa que alguien se fijara en mí como posible tutora de dos niños y lo que empezó siendo una tutoría diría excepcional terminó siendo casi una vocación.
Se fue corriendo la voz de que daba clases de apoyo escolar en varias materias y un desfile de madres y chicos tocaba timbre en mi casa paterna.
Me di cuenta que era una pasión, más que nada enseñar a leer. Nada más cerca del éxito era ver un niño que escasamente sabía escribir su nombre transformarse en lector, escritor y hasta dibujante, porque mi método incluye leer, escribir y dibujar.
En cuanto a los chicos más grandes el placer de contar la historia como un cuento con protagonistas reales, o explicar matemáticas como hago que practicamos a diario sin darnos cuenta y llegar a la literatura como esa materia que te permite ser libre y creador a través de la imaginación de un autor.
Cierto es que no todo alumno logra valorar lo importante y vital de la enseñanza pero me siento orgullosa cuando después de más de treinta años me reconocen y saludan en la calle.
Yo no sabía que tenía la capacidad de enseñar hasta que apareció esa madre y tuvo esa confianza en mí. Lo demás forma parte de esa conexión invisible que la vida misma te ofrece.
Marcela Barrientos Argentina ©️
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