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miércoles, 22 de octubre de 2025

PENSAR EN FRANCÉS


 


Pensar en francés

Bajo el cielo gris de París pensaba la historia,

con pluma aguda y verbo en llamas,

la filosofía abría sus alas

en cafés, bulevares y almas.

Descartes, en su frío gabinete,

dudaba del mundo, del cuerpo, del sol,

pero no de su mente que arde y promete:

Cogito, ergo sum, luz sin control.

Rousseau, amante del bosque y del niño,

gritó contra el yugo del falso contrato.

“El hombre es libre, pero nace encadenado”,

y en su pecho latía un sueño sencillo.

Voltaire, con ironía fina y filo,

desafiaba a reyes, clérigos y dioses,

su pluma era trueno, sin temple ni hilos,

“Cultivemos el jardín”, entre todas las voces.

Sartre, fumando la existencia absurda,

negó que fuéramos esencia sin hacer.

“El hombre está condenado a ser libre”, murmura,

y cada elección, un nuevo amanecer.

Simone de Beauvoir, en voz firme y clara,

dijo que mujer no se nace, se llega a ser.

Con su lucha tejió la razón que dispara

el grito de muchas que aprendieron a ver.

Foucault, entre cárceles, saber y poder,

hizo del cuerpo un mapa, del discurso prisión.

“La norma vigila”, decía con sed,

y el saber se disfraza de buena intención.

Camus, entre la peste y el sol argelino,

abrazó lo absurdo, sin dios ni consuelo,

pero encontró sentido en el destino:

el hombre rebelde, de pie frente al cielo.

Y así, Francia piensa con todos sus siglos,

entre vino, insomnio, rebelión y papel.

Los filósofos siguen entre sus vestigios,

haciendo preguntas... en francés y con miel.


Marcela Barrientos 25-07-2025 

Derechos de autora reservados 

Argentina





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