No es fácil ser un fantasma, ya no hay casas abandonadas disponibles para vivir. Y encima él no venía solo, lo acompañaba el retrato de su prometida, a la que siempre llevaba consigo.
Por un hechizo ella nunca podría ser un espíritu y él sólo conservaba esa foto.
Nuestro protagonista, después de mucho buscar, encontró una casa en medio de las montañas.
Entró con cuidado por miedo a que ya estuviera ocupada. Cuando se dio cuenta de que estaba habitable, mirando la foto, le dijo a su amada:
_ Hogar, dulce hogar.
Inmediatamente la dama de la foto sonrió feliz.
Marcela Barrientos 03-04-2023
Derechos de Autora Reservados
Argentina
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